La NASA confirmó la primera detección de descargas eléctricas en Marte, registradas por el rover Perseverance durante eventos de polvo y remolinos de arena en la superficie del planeta rojo.
El hallazgo se obtuvo mediante datos acústicos y electromagnéticos captados por el instrumento SuperCam, que monitoreó la actividad atmosférica marciana durante alrededor de 28 horas de observación distribuidas en dos años marcianos, equivalentes a casi cuatro años terrestres. En ese periodo se registraron 55 eventos compatibles con pequeñas descargas eléctricas.
Los fenómenos se presentaron principalmente durante jornadas con fuertes vientos, coincidiendo con tormentas de polvo y remolinos conocidos como dust devils. Las chispas detectadas —arcos eléctricos de pocos centímetros— ocurrieron a menos de dos metros del micrófono del rover. El sonido registrado se asemeja al de una descarga de electricidad estática, similar al chasquido producido al tocar una superficie metálica tras acumular carga en la ropa.
De acuerdo con los investigadores, la delgada atmósfera marciana, compuesta mayoritariamente por dióxido de carbono, favorece que las partículas de polvo se carguen eléctricamente al rozarse entre sí, generando chispas de baja intensidad. Aunque no equivalen a los relámpagos terrestres, representan la primera evidencia directa de actividad eléctrica en Marte.
Baptiste Chide, del Instituto de Investigación en Astrofísica y Planetología de Toulouse, indicó que este registro proporciona información valiosa para comprender la dinámica atmosférica del planeta y anticipar posibles riesgos para futuras misiones, ya que incluso pequeñas descargas pueden afectar instrumentos sensibles.
La detección de estos “mini-relámpagos” confirma que Marte posee una atmósfera más activa de lo que se pensaba y abre nuevas líneas de investigación sobre el clima marciano y su impacto en la exploración espacial.



















