Autoridades de Corea del Sur revelaron un caso de gran escala relacionado con espionaje digital y explotación sexual, tras la detención de cuatro personas que lograron acceder ilegalmente a más de 120 mil cámaras de seguridad conectadas a internet.
La policía informó que los detenidos actuaron por separado, aunque emplearon tácticas similares: ingresar a cámaras IP utilizando claves débiles o jamás modificadas. Estos dispositivos, comunes en viviendas, consultorios y pequeños negocios, funcionan mediante conexión directa a internet, lo que los convierte en blancos vulnerables cuando no se configuran adecuadamente.
Entre los lugares comprometidos se encontraron espacios altamente sensibles, como hogares particulares, estudios de entrenamiento físico, centros de karaoke y consultorios ginecológicos. Las imágenes obtenidas en estos sitios fueron utilizadas para generar y comercializar contenido de carácter sexual.
La dimensión del delito es considerable. De acuerdo con las autoridades, uno de los involucrados logró vulnerar cerca de 63 mil cámaras y produjo más de 500 videos. Otro de ellos habría intervenido alrededor de 70 mil equipos y generado casi 650 grabaciones, que fueron vendidas a cambio de activos digitales.
La policía señaló que el material generado por ambos representó más de la mitad de todo el contenido ilegal detectado en una plataforma extranjera dedicada a la distribución de este tipo de grabaciones durante el último año.
Además de los cuatro responsables de acceder y lucrar con las imágenes, fueron arrestadas otras tres personas que consumieron o adquirieron este material.
El caso ha encendido alertas sobre la seguridad de los dispositivos de videovigilancia doméstica y la urgencia de reforzar las medidas de privacidad digital en Corea del Sur, donde el uso de cámaras conectadas se ha extendido en prácticamente todos los ámbitos de la vida cotidiana.



























