Netflix dio un giro inesperado en la industria del entretenimiento al anunciar un acuerdo para adquirir los estudios cinematográficos y televisivos de Warner Bros Discovery, así como sus activos de streaming —incluido HBO— en una operación valuada en alrededor de 83 mil millones de dólares.
El acuerdo contempla que Warner Bros Discovery separe previamente su negocio de canales de cable en una nueva compañía, mientras que Netflix absorberá los estudios, sus franquicias y el catálogo completo de producción, uno de los más poderosos de Hollywood. La operación combina efectivo y acciones, con un valor estimado de 27.75 dólares por acción.
Con esta adquisición, Netflix pasa de ser solo una plataforma de streaming dominante a convertirse en el propietario de uno de los estudios más emblemáticos del cine, controlando títulos y sagas de enorme peso en el mercado global. La empresa busca reforzar su posición en un sector donde la competencia y la fragmentación de servicios han afectado la rentabilidad de varios gigantes mediáticos.
La compra podría reconfigurar el panorama del entretenimiento: además de sumar miles de horas de contenido, Netflix tendría la capacidad de gestionar estrenos en salas de cine y plataformas, integrar catálogos y redefinir estrategias de distribución. Expertos señalan que este movimiento podría desencadenar más consolidaciones y modificar la forma en que los usuarios acceden a series y películas.
Aunque el anuncio ya es oficial, la transacción aún debe superar revisiones regulatorias y se completará una vez que Warner finalice su proceso de separación interna. Se espera que el cierre ocurra en 2026, siempre que las autoridades aprueben la concentración sin restricciones mayores.
