Javier Velázquez/Grupo Marmor
La violencia en Michoacán ha impactado gravemente a la educación, con 20 municipios que enfrentaron cierres intermitentes de escuelas debido a la violencia, el desplazamiento forzado y la presencia de grupos armados.
En comunidades como Buenavista y Tomatlán, las escuelas permanecen vacías desde hace varios ciclos por el abandono total de las familias.
En Apatzingán, al menos cuatro escuelas fueron convertidas en bases de operación interinstitucional, lo que vulnera la seguridad de los menores.
Erick Avilés, director de Michoacanos Primero, señaló que el problema se ha invisibilizado desde las autoridades y que la respuesta ha sido insuficiente.
“No debe haber personas armadas cerca de los niños. Una bala perdida o un ataque puede ser fatal”, advirtió. La organización anunció una colaboración con una agencia de Noruega para monitorear la violencia escolar en Michoacán y elaborar reportes más sistematizados.
La violencia ha impactado directamente a la vida escolar y es urgente que las autoridades asuman su responsabilidad para garantizar la seguridad y el derecho a la educación de los menores en Michoacán.
La ONG pide al gobierno estatal y federal que integren un Consejo Estatal de Participación para atender la problemática con seguimiento puntual por comunidad.
La violencia ha generado un clima de miedo y zozobra en las comunidades, donde los padres de familia están preocupados por la seguridad de sus hijos.
La falta de acción de las autoridades ha permitido que la situación se descontrole, y es urgente que se tomen medidas para proteger a los menores y garantizar su derecho a la educación.



















