A partir de 2026, México incorporará nuevas monedas de 10 y 20 pesos, tras la aprobación de reformas a la Ley Monetaria. Los ajustes incluyen materiales alternativos para la moneda de 10 pesos y un diseño unificado para la de 20, de acuerdo con las disposiciones avaladas por el Congreso.
El Congreso de la Unión aprobó modificaciones a la Ley Monetaria de los Estados Unidos Mexicanos para actualizar las características de las monedas de 10 y 20 pesos, cambios que se aplicarán a partir de 2026. La iniciativa busca modernizar su producción, reducir costos y asegurar la disponibilidad de insumos utilizados en su fabricación, según el dictamen difundido por legisladores federales.
Con la reforma, la moneda de 20 pesos adoptará un diseño estandarizado que incorporará como elemento central la representación del Templo de Kukulkán, ubicado en la zona arqueológica de Chichén Itzá, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Mundial. La pieza mantendrá su forma dodecagonal, pero sumará elementos de seguridad como microtextos y una imagen latente con el número 20.
En el caso de la moneda de 10 pesos, el cambio más relevante no está en su diseño sino en los materiales permitidos para su fabricación. La ley ahora autoriza que el núcleo metálico pueda elaborarse con acero recubierto de níquel, una alternativa más accesible frente a las aleaciones tradicionales que dependen del cobre, cuyo precio presenta variaciones en el mercado internacional. Las dimensiones, peso y apariencia seguirán siendo los mismos, por lo que continuará siendo compatible con dispositivos electrónicos y máquinas de cobro automático.
Durante la discusión legislativa, integrantes de ambas cámaras señalaron que la reforma facilitará una producción más eficiente y sostenible, al brindar flexibilidad en la adquisición de materias primas. Paralelamente, confirmaron que las monedas actualmente en circulación conservarán su validez hasta que el Banco de México determine su retiro gradual.
La Casa de Moneda y el Banco de México serán los encargados de coordinar la transición, que se realizará de manera progresiva. Autoridades financieras anticiparon que el periodo de convivencia entre los modelos actuales y los nuevos será temporal y no afectará el uso cotidiano de efectivo en el país.
Los nuevos modelos de monedas representan un ajuste técnico orientado a asegurar su disponibilidad y mejorar los procesos de producción. Conforme al calendario aprobado, las primeras piezas comenzarán a circular en 2026, integrándose paulatinamente al efectivo utilizado en todo el territorio nacional.


















