Miel para la tos: cuándo ayuda y cuándo no

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La miel puede ser un aliado útil para aliviar la tos, pero no en todos los casos. Este remedio casero es especialmente eficaz cuando se trata de tos causada por infecciones virales leves de las vías respiratorias altas, como resfriados o gripe, y no hay síntomas graves. Su consistencia viscosa ayuda a recubrir la garganta, reduciendo la irritación que provoca el reflejo de la tos, sobre todo antes de dormir.

Estudios sugieren que consumir una pequeña cantidad de miel antes de acostarse puede disminuir la frecuencia y severidad de la tos nocturna, mejorando así la calidad del sueño tanto en adultos como en niños mayores de un año. Sin embargo, no es un remedio inmediato ni garantiza un efecto espectacular, pero sí ayuda a pasar la noche con mayor tranquilidad sin recurrir a jarabes innecesarios.

No obstante, la miel no es adecuada en todos los casos. No debe emplearse si la tos es persistente, viene acompañada de fiebre alta, dificultad para respirar o dolor en el pecho. Además, está contraindicada en menores de 12 meses debido al riesgo de botulismo y debe usarse con moderación en personas con diabetes u otros problemas metabólicos.

Antes de usar miel como tratamiento, siempre es recomendable consultar a un profesional de la salud para determinar la causa de la tos y el tratamiento más adecuado.