La colocación de la figura del Niño Jesús en el nacimiento navideño es una de las tradiciones más extendidas en México durante la temporada decembrina. Cada año, millones de hogares y espacios públicos montan pesebres que representan el momento del nacimiento de Cristo, con costumbres específicas sobre cuándo se introduce la figura central y cuándo se retira el conjunto.
Tradición y simbolismo de la figura del Niño Jesús
En la tradición mexicana, el nacimiento —o pesebre— puede comenzar a montarse desde principios de diciembre, en muchos casos vinculándose con el inicio de las posadas o con la festividad de la Inmaculada Concepción. Sin embargo, la figura del Niño Jesús no se coloca en el pesebre hasta la noche del 24 de diciembre, durante la celebración de Nochebuena, como símbolo de su nacimiento.
Este acto se entiende como un gesto simbólico que marca la culminación de la espera litúrgica iniciada con el Adviento, periodo que en la práctica cristiana prepara espiritualmente para la Navidad. La representación completa del pesebre con todas sus figuras —maría, José, pastores, animales y los Reyes Magos en su momento— se ve consolidada con la llegada del Niño Jesús en la noche del 24 al 25 de diciembre.
Fechas y prácticas: del montaje al retiro
Aunque no existe una regla universal ni una fecha oficial impuesta por la Iglesia Católica para el montaje del nacimiento, diversas fuentes culturales destacan que muchos hogares lo instalan en los días previos a la Navidad para ambientar la temporada. Las figuras que no representan directamente el nacimiento pueden colocarse incluso desde mediados de diciembre, conforme se realizan las posadas.
En cuanto al retiro del nacimiento, la fecha más ampliamente observada en México es el 2 de febrero, cuando se celebra el Día de la Candelaria. Esta festividad cristiana conmemora la presentación de Jesús en el templo 40 días después de su nacimiento y tradicionalmente marca el cierre del ciclo navideño iniciado en diciembre.
Para muchas familias, este día representa el momento de desmontar el nacimiento y realizar actos vinculados a la tradición, como llevar la figura del Niño Jesús a la iglesia para ser bendecida o vestirla con atuendos especiales, práctica que se observa en distintos estados del país.
Variaciones regionales y costumbres familiares
Las prácticas pueden variar según la región y las costumbres familiares. En algunos hogares, los adornos navideños se recogen tras el Día de Reyes (6 de enero), fecha en la que tradicionalmente se celebra la visita de los Reyes Magos al Niño Jesús. En otras casas, se mantiene el nacimiento completo hasta el 2 de febrero como una forma de respetar el ciclo festivo completo.
A nivel cultural y religioso, la figura del Niño Jesús en el nacimiento representa no solo un elemento decorativo, sino un símbolo de fe y unidad familiar que acompaña a las celebraciones que van desde las posadas hasta la Candelaria.
La tradición mexicana de colocar al Niño Jesús en el pesebre la noche del 24 de diciembre y conservar el nacimiento hasta el 2 de febrero responde a una combinación de prácticas religiosas y culturales, que reflejan la forma particular en que se vive la Navidad en el país. Aunque las fechas pueden ajustarse a las costumbres de cada familia o comunidad, estas referencias temporales constituyen un marco general ampliamente observado que articula la temporada navideña en México.



















