Tras el periodo decembrino, una parte de la población en México experimenta cansancio emocional, preocupación financiera y dificultades para retomar la rutina diaria. Especialistas en salud mental señalan que este fenómeno, conocido de forma coloquial como “estrés post-Navidad”, se relaciona con la combinación de cambios en los hábitos, compromisos sociales intensos y gastos extraordinarios realizados durante las fiestas.
De acuerdo con información de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el cierre del año suele implicar una alta carga emocional asociada a expectativas familiares, evaluaciones personales y laborales, así como a la presión social por cumplir con celebraciones y regalos. Al finalizar este periodo, la abrupta vuelta a la normalidad puede generar sensación de agotamiento y desánimo.
Especialistas de la Facultad de Psicología de la UNAM explican que uno de los factores principales es la fatiga emocional. Durante las festividades se concentran reuniones, viajes, desvelos y un aumento en la interacción social, lo que puede resultar demandante para muchas personas. Al terminar, el cuerpo y la mente resienten la acumulación de estrés, provocando irritabilidad, problemas de concentración o alteraciones del sueño.
Otro elemento relevante es la presión económica. La Secretaría de Salud ha advertido en comunicados sobre la importancia de cuidar la salud mental en contextos de endeudamiento. Los gastos realizados en diciembre, como cenas, regalos y celebraciones, pueden generar preocupación en enero al enfrentar pagos pendientes, lo que incrementa los niveles de ansiedad, especialmente en hogares con ingresos ajustados.
La Secretaría de Salud señala que estas reacciones no necesariamente constituyen un trastorno mental, pero sí representan una señal de alerta para atender el bienestar emocional. Entre las recomendaciones generales, las autoridades y especialistas sugieren retomar de forma gradual las rutinas diarias, establecer horarios de sueño regulares y priorizar actividades físicas moderadas, que contribuyen a reducir el estrés.
Asimismo, la UNAM recomienda planificar las finanzas personales, evitar comparaciones sociales y mantener una comunicación abierta con familiares o personas de confianza. En casos donde el malestar persiste por varias semanas o interfiere de manera significativa con las actividades cotidianas, se aconseja buscar orientación profesional en servicios de salud mental públicos o privados.
El inicio del año representa una etapa de ajustes. Reconocer el impacto emocional y económico del periodo decembrino permite tomar medidas preventivas y promover una recuperación paulatina, con el objetivo de preservar la salud mental y el equilibrio personal durante los primeros meses del año.



















