Navidad continúa en el plato: hora del recalentado

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Después de la cena de Nochebuena y del intercambio de regalos, la Navidad no termina. En muchos hogares, el 25 de diciembre amanece con aromas familiares que vuelven a llenar la cocina: tamales, romeritos, bacalao, pozole y pavo regresan a la mesa en una tradición conocida como el recalentado.

Más que sobras, el recalentado representa una segunda reunión familiar, donde el ritmo es más lento y la convivencia se disfruta sin prisas. Es el momento de sentarse nuevamente a la mesa, compartir anécdotas de la noche anterior y prolongar el espíritu navideño entre risas, café y platos bien servidos.

En muchas casas, este ritual se vive desde temprano, mientras otros lo alargan hasta la tarde, convirtiéndolo en el verdadero after de Navidad. Cada platillo conserva su sabor —o incluso lo mejora— y se convierte en un pretexto perfecto para reunirse una vez más.

Así, el recalentado no solo alimenta, sino que mantiene viva la tradición, recordando que la Navidad también se celebra al día siguiente, con calma, sabor y compañía.