Este 28 de diciembre se conmemora el Día de los Santos Inocentes, una fecha de origen religioso que recuerda el pasaje bíblico en el que el rey Herodes ordenó la muerte de niños menores de dos años en Belén, con la intención de eliminar al recién nacido Jesús. Con el paso del tiempo, esta conmemoración adquirió un carácter distinto en muchos países, especialmente en el mundo hispano, donde se transformó en un día dedicado a las bromas y engaños sin mala intención.

Las bromas que se realizan en esta fecha tienen su origen en la mezcla entre la tradición religiosa y celebraciones populares medievales, donde se permitían juegos, burlas y cambios de roles como una forma de liberar tensiones sociales. Con el tiempo, estas prácticas evolucionaron hasta convertirse en las conocidas “inocentadas”, que hoy se manifiestan en chistes, noticias falsas y préstamos que “no se devuelven”, siempre aclarando al final que se trata de una broma.
En la actualidad, es común que familiares, amigos e incluso medios de comunicación participen en estas bromas, rematándolas con la frase “¡Inocente palomita que te dejaste engañar!”. Aunque el día se vive con humor, también invita a la reflexión sobre el respeto, la empatía y el cuidado de los más vulnerables, manteniendo vivo el sentido histórico de la fecha.



















