Antes de convertirse en una de las figuras más icónicas del cine de terror, Jamie Lee Curtis estuvo muy cerca de debutar en una de las películas más impactantes de la historia. Sin embargo, fue su madre, la legendaria actriz Janet Leigh, quien tomó la decisión de frenar ese inicio temprano por una razón muy clara: protegerla.
Durante su reciente visita al programa de Drew Barrymore, la actriz habló abiertamente sobre los riesgos de la fama infantil y recordó un episodio poco conocido de su vida. Curtis explicó que, cuando tenía alrededor de 12 años, el productor Noel Marshall mostró interés en que audicionara para interpretar a Regan McNeil, la niña poseída en El exorcista.
Según relató, Marshall contactó directamente a Janet Leigh para proponer la audición, luego de haber visto a Jamie en una reunión social. Aunque el interés era real, la respuesta de su madre fue inmediata y contundente: no permitiría que su hija participara en una historia con una carga psicológica tan fuerte.
Jamie Lee Curtis recordó que en ese momento apenas comenzaba su adolescencia y que su madre, marcada por su propia experiencia en el cine y consciente del impacto emocional de ciertos papeles, priorizó su bienestar. Leigh temía que una película como El exorcista pudiera dejar secuelas emocionales en su hija a tan corta edad.
Lejos de sentir frustración, la actriz aseguró que hoy ve esa decisión con agradecimiento. “Mi madre quería que tuviera una infancia”, expresó, reconociendo que ese tiempo lejos de los reflectores fue fundamental para su desarrollo personal.
Finalmente, el papel fue interpretado por Linda Blair, mientras que Jamie Lee Curtis debutó años después, en 1978, con Halloween, cinta que la consolidó como una de las grandes referentes del género y marcó el inicio de una carrera legendaria.