Francisco apuñaló hasta la muerte a Gaby, “La Chica Mil Amoles”; ahora, pasará 40 años en prisión

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Naomi Carmona/Grupo Marmor

Morelia, Michoacán.- Pasaron dos años cuatro meses para que los padres de Gabriela Pérez Ayala, su pequeña, y su memoria obtuvieran justicia por su violento feminicido. Francisco O. Su asesino y ex pareja pasará 40 años en prisión, ante la condena que dictó la jueza, María de la Soledad López Ortíz.

Gaby sufrió violencia de género, celos, amenazas, acoso y hostigamiento por parte de su esposo, quien en alguna ocasión llegó a decirle “si no eres mía no serás de nadie”, a decir de la familia de la víctima. La celopatía de Francisco y su rechazo a que ella se alejara de él, lo llevó a seguirla en varias ocasiones, hasta que un día la mató. En el negocio de ella -una tortería llamada “De Mil Amoles” en Avenida Camelinas- la degolló y la apuñaló 29 veces hasta matarla, huyendo del lugar y dejando huérfana de madre a E.V.O.P., hija de ambos. Fue detenido dos días después.

Tras más de dos años de juicio y ante un falló en sentido condenatorio dictado en la pasada audiencia del 09 de noviembre, llegó el día en que se daría a conocer la sentencia al feminicida. En la sala de oralidad 7, del edificio anexo al Poder Judicial, los padres de Gaby, conocidos, medios de comunicación y familiares de otras víctimas de feminicido (la hermana de Lupita del Toro y los padres de Jessica González) esperaron el regreso al recinto de los tres jueces a cargo, quienes salieron a un receso para analizar la sentencia y los argumentos de las dos partes.

Por un lado, la Fiscalía General de Justicia de Michoacán, expuso siete circunstancias con las que argumentaron la solicitud de 50 años de prisión, entre las que estaban: la violencia extrema con la que la víctima fue asesinada, el odio en razón de género que el feminicida evidenció, la magnitud del daño al bien jurídico titulado, el dominio funcional y total del hecho (Francisco vigiló a su ex pareja hasta que encontró el momento idóneo para asesinarla), la superioridad física entre el victimario (alto y robusto) y la víctima (de baja estatura y delgada), y su relación de parentesco.

Mientras que la defensa desestimó todo lo vertido ante la falta de presentación de pruebas de la Fiscalía al momento de enlistar las siete circunstancias, pese a que se trataba de una audiencia condenatoria, no probatoria.

La condena

En punto de las 21:22 horas, los tres jueces tomaron nuevamente su lugar y leyeron sus conclusiones:

  • Consideraron que algunos de los planteamientos de la FGJE buscaban una recalificación o doble sanción del hecho
  • Aceptaron que el feminicida espero a que las condiciones fueran las más fáciles para llevar a cabo el asesinato lo que reconoce su grado de parentesco y aumenta la punidad.
  • “El imputado privó de la vida a la madre de su hija” lo que viola su derecho a un desarrollo pleno, aumenta la punidad y el grado de reproche.

Afuera la colectiva feminista MAPAS hacia presencia y presión, cerrando la Calzada La Huerta y gritando consignas, mientras que adentro el primer relator leería la condena: 40 años de prisión (tomando ya en cuenta los 2 años y 4 meses de juicio y que el feminicida había permanecido preso desde el 11 de julio del 2019 que fue capturado); el pago en efectivo e íntegro de 519 mil 560 pesos por reparación del daño y gastos funerarios, más el costo total de un tratamiento psicológico para los padres de Gaby y su pequeña hija.

Francisco de mantuvo sereno durante toda la audiencia, respiraba despacio, tragaba saliva y de vez en cuando echaba un vistazo a los apuntes que hacía su abogado. Se negó a ser llamado a un último encuentro con los jueces en dónde se le explicaría toda su condena, pero la claridad le fue suficiente en ese momento: pasará los siguientes 38 años de su vida en la cárcel.

“No hay justicia”, reprocha su madre
Al finalizar la audiencia condenatoria, la señora Gaby Pérez, madre de la Chica Mil Amoles, y Verónica del Toro Morales, hermana de Guadalupe, se fusionaron en un poderoso abrazo que reflejó el acompañamiento que las familias de víctimas de feminicidio se han dado, encontrando cierto refugio las unas con las otras.

“No hay justicia para mi hija”, respondió Gaby Pérez a los cuestionamientos de lo medios de comunicación. Su familia buscaba la pena máxima de 50 años y hubo una reducción de 10 años, pese a que los propio jueces reconocieron que el nivel del reproche por el feminicidio era superior.

“Yo me quedo con un amargo sabor de boca, porque es inhumano que los jueces sigan apoyando a los feminicidas, es mucho mi dolor pero seguiré luchando porque se supere para que sigan dando penas máximas”, mencionó mientras advirtió la apelación.