¿Suerte, destino, inmunidad innata? Los que no se han contagiado de Covid

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El Toño R., la Carmen P., el señor Boris, la doctora U, tu esposa y tú, así como varios millones de personas en el mundo, no se habían contagiado de covid-19, pese a que el virus les ha pasado zumbando por la nariz.

Digamos que son el perro negro del meme que se encuentra atrapado entre las ovejas. El Toño, un tijuanense que viajó este fin a Ciudad de México, ha estado varias veces frente al bicho: “Hace un mes, cuidé a mis morros y mi ex esposa porque se contagiaron. Los abracé, compartimos cubiertos y me resigné pero no, no me enfermé”, te dice en la taquería donde han quedado de verse.

“Ya antes he estado reunido con gente que a los días sale positiva. Con un man, que a la siguiente semana lo intubaron, compartí hasta el aguachile y pura madre que me contagié”.

Cuando le preguntas por qué cree que sigue intacto del covid-19, el Toño te dice: “Yo creo que porque cada mes, vía intravenosa, me meto un shot de vitaminas y de factor de transferencia.

Esa madre ha hecho más fuerte mi sistema inmune”. —¿Te sientes afortunado? —¡Claro, man! ¿A cuánta gente querida no hemos tendido que despedir?

La Carmen tiene 63 años y hace cosa de medio año empezó a sentir un tremendo dolor de cabeza. “Estaba segura de que era covid-19, porque toda la gente a mi alrededor se había contagiado”, te dice. “Pero, ¿cuál? Mi doctor detectó un aneurisma y tuvieron que operarme de emergencia.

O sea: sí me enfermo, pero todavía no de covid”. Medio en broma y medio en serio, dice que al menos le tocó la suerte de ser inmune. “No me quiebro la cabeza pensando en por qué no me he contagiado o si ya me dio y fui asintomática. Sólo pienso en que, para mi edad, he corrido con demasiada suerte”.

Le dices que un nuevo estudio habla de una molécula en el sistema inmunológico capaz de bloquear el ingreso del coronavirus. “Pues ojalá tenga yo esa molécula, no me gustaría enfermarme. Tampoco ando invocando al covid”. El señor Boris regresó a vivir a la calle después de varias semanas que andaba desaparecido. “Me llevaron a una granja, pero me escapé”, se ríe y luego te dice que lo vacunaron. —¿En la granja? —No, no. Me vacunaron en Santa Martha, ahora que fui a firmar.

El señor Boris te cuenta que cada mes debe acudir al penal de Santa Martha Acatitla para firmar su liberación adelantada: estuvo preso siete años por robo a casa habitación. “La pasé tan culero allá adentro que por eso vivo en la calle, sin molestar a nadie”. —¿Y sigue sin contagiarse? —Sí, sigo invicto. Yo creo que es por el alcohol y porque vivo entre la mierda. —¿Y sus compas? ¿Se han enfermado? —Nadie. Una hasta tuvo un hijo. Ahí anda.

Con información de Milenio.