En medio de la crisis que atraviesa el mundo, existen diferentes historias que hacen sonreír a miles de ciudadanos, recordándoles las alegrías de la vida. Un hombre que encontró a su mascota, una tortuga que perdió hace 38 años, es una de esas historias inspiradoras.
La historia tiene lugar en 1982, en la casa de la familia Almeida en Realengo, cerca de Río de Janeiro, en el sureste de Brasil. El pequeño Leandro vio que su tortuga, Manuela, se había ido y las lágrimas no paraban de fluir, sus padres le aseguraron que pronto aparecería y tuvo que esperar pacientemente, pero el niño no se conformó con la respuesta.
Después de horas de búsqueda minuciosa y cuidadosa de mover muebles, limpiar, abrir puertas y cajones, la familia se dio por vencida y los padres decidieron preguntarle a Leandro que lo más probable es que Manuela se escapó y no regresó porque la casa está siendo desmantelada.
Arreglado, hay algunos albañiles en el trabajo, lo más probable es que abrieron la puerta sin querer, dándole a Manuela la oportunidad de escapar por accidente.
En el 2020 falleció el padre de Leandro, quien ahora era un hombre de familia. Ahora que la casa de sus padres se encontraba inhabitada, Leandro se dispuso a limpiar la casa de sus padres, la casa donde creció con sus hermanos y su adorada Manuela.
La tarea de poner orden y limpiar la casa, era bastante complicada, ya que el padre de Leandro fue un acumulador durante muchos años, por lo cual, la mayoría de estantes y habitaciones estaban repletas de ropa, basura, papeles, refracciones, entre muchas otras cosas más.
Hasta que un buen día, tras sacar un par de bolsas negras de basura, un vecino le preguntó si también se iba a deshacer de la tortuga. Leandro extrañado volteo al suelo, donde había puesto las bolsas. No podía creerlo, había una enorme tortuga, sin dudarlo un segundo, supo que se trataba de su querida amiga Manuela.