Familias recuerdan a seres queridos arrebatados por la pandemia de Covid-19

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Miriam Meza/ Grupo Marmor

Han sido dos años de mucho dolor para la familia de Ramón, el segundo de los 8 hijos de Félix y Raquel, pues la pandemia de Covid-19 les arrebató a su hermano, esposo, padre, tío y hoy abuelo.

El contagio fue durante la fase más difícil de la pandemia en 2021, días después de las fiestas de navidad y fin de año, reuniones familiares que tuvieron que cancelarse para prevenir el contagio entre sus integrantes.

Ramón, ingeniero de profesión, antes de partir por un virus del que nadie sabía, tenía un negocio familiar el cual atendía junto con su esposa Lupe y su hija mayor Aidé, con muchos esfuerzos y sacrificio lograron posicionarse en el mercado del abarrote.

Unos días después de iniciar el 2021, Ramón se encontraba en su negocio y comenzó a sentirse mal, parecía gripa o quizás influenza, muy común en la época de invierno, dejó pasar uno o dos días pero no mejoraba, al contrario; cada vez empeoraba más.

Fue entonces que su hermana mayor Mary, le recomendó hacerse la prueba de Covid-19. Ahí comenzaron las malas noticias y empezó lo que sería el calvario para la familia pues fue positivo.

No pasaron ni dos días cuando su oxigenación comenzó a bajar hasta el punto en que tuvo que ser hospitalizado, sin embargo, en ese momento los hospitales de salud pública se encontraban a 100% de su capacidad y los médicos, enfermeras no se daban a basto arriesgando su vida para salvar la de otros.

Ramón tardo casi 12 horas en ser atendido, antes de ingresar para ser intubado, Ramón pudo escuchar a su hijo menor, Nestor que llegaba desde Cancún, donde vive actualmente para estar con su padre, nunca imaginó que sería la última vez que lo vería con vida.

En una sala fría del hospital, en una área aislada en donde se atendían casos de Covid-19, lejos de la gente que amó, Ramón no resistió más y a las pocas horas de ingresar, perdió la vida, dejando un vacío enorme dentro de una familia grande, pues nadie imagino que esto podría pasar.

Su esposa Lupe, fue la encargada de avisar a su cuñada Mary, quien a su vez informó a sus otros seis hermanos: Salvador, Meche, Javier, Lety, Alfredo y Paty, al mismo tiempo que sus sobrinos Néstor y Aidé lloraban afuera del nosocomio la partida del hombre más importante de sus vidas.

Nadie pudo darle el último adiós, pues en ese momento las medidas de restricción impidieron que se llevará a cabo el velorio, lo que fue aún más doloroso.

Su padre Felix, que en ese momento aún vivía no supo de la partida repentina de su hijo varón mayor, ya que padecía demencia senil y sus hijos decidieron no decirle nada para evitarle uno de los dolores más grandes que un ser humano puede experimentar y aunque sabían que lo olvidaría tiempo después, optaron por no informarle.

Aunque su hija Mary, comentó que su padre presentía de la muerte de su hijo y meses después Don Felix se fue al cielo junto a Ramón y su esposa, los tres cuidado a su familia desde donde estén.

Hoy, a dos años su partida el dolor, la impotencia y la rabia hacia el virus que causó una emergencia sanitaria en todo el mundo, que ocasionó la muerte de miles de personas siguen presentes, pues su partida inesperada cambio la vida de esta familia.

Este dos de noviembre la familia se reúne alrededor de la ofrenda que se montó en su honor en donde a pesar de las lágrimas y la tristeza se recuerda a Ramón como una persona alegre, bailadora, siempre contando chistes y estando para su familia, para sus hermanos.

En casa de cada uno de sus hermanos, Ramón fue el protagonista de la ofrenda que se pone cada primero y dos de noviembre en los hogares mexicanos.

Miles de familias tuvieron que enfrentar la muerte por causa de este virus, todas tienen enfrentar situaciones diferentes, pero la familia de Ramón entendió a qué nunca es tarde para decirles a tus seres queridos lo mucho que lo quieren, que no necesitan, porque nunca se sabe cuándo será el último día en esta tierra.