Joaquín, un niño de 11 años, fue víctima de un tiroteo perpetrado por un grupo de sicarios en Guayaquil, Ecuador. El ataque tenía como objetivo a rivales del crimen organizado en la calle donde se encontraba el niño, quien estaba afuera de un taller de motos. Los agresores, que llegaron en dos vehículos y cuatro motocicletas, aparecieron de repente y abrieron fuego contra sus objetivos.
La abuela del niño, doña Liliana, lo describió como un niño inquieto pero cariñoso. Joaquín era uno de los cinco hijos de una de las hijas de Liliana. El tiroteo resultó en la muerte de cuatro personas, incluyendo al niño, lo que conmocionó al país que está experimentando un aumento de la violencia debido a la presencia de grupos del narcotráfico, que incluso llevaron al asesinato de un candidato presidencial.
El día del trágico incidente, Joaquín llegó a casa después de la escuela y, como de costumbre, se cambió de uniforme para ponerse ropa cómoda. Salió a la calle para comprar refrescos, uno para su hermana de 17 años, que tiene discapacidad intelectual, y otro para él. Sin embargo, se encontró con amigos afuera del taller y se quedó a conversar.
La abuela le pidió que no saliera y se quedara adentro, pero a Joaquín le gustaba sentarse afuera y charlar con sus amigos. A pesar de la reprimenda, no le hizo caso y minutos después estalló el tiroteo que ha dejado devastada a la familia. Joaquín quedó con su refresco sin terminar a su lado.
La policía local identificó a las cuatro víctimas que murieron en el lugar: Erlin Steven Muñoz Cusme de 29 años; Carlos Alberto Cárdenas Pérez de 41 años, con antecedentes por drogas en 2018; Danilo Daniel Pincay Bohórquez, además de Joaquín de 11 años de edad.
