Monserrat Hernández/Grupo Marmor
La tradición del Día de Muertos se basa en la creencia de que las almas de los fallecidos regresan y nos reencontramos con ellas a través de los elementos que caracterizan estos días.
El festejo mayor de Día de Muertos se realiza los días 1 y 2 de noviembre, sin embargo, hay algunas personas que desde el 28 de octubre ponen su altar de muertos.
Y, sin duda, los alteres u ofrendas de este Día de Muertos son el elemento más representativo de esta celebración, pues en ellos no sólo hay comida o bebida, sino el amor de quienes la colocan, para deleitar a sus seres queridos.
El 1 de noviembre es Día de Todos Santos, y ese día los mexicanos acostumbramos recordar a los niños fallecidos, en el altar de muertos. El inicio de mes, corresponde a una fiesta religiosa que no sólo se celebra en México, sino también en la mayoría de los países de tradición cristiana. Durante la Fiesta de Todos los Santos también se rinde homenaje a los santos cristianos, ya sean conocidos o desconocidos.
En el siglo VIII, durante los tiempos de Luis, el piadoso, se proclamó la celebración de Todos los Santos, tras las instrucciones del Papa Gregorio III.
Pese a que no hay una teoría firme sobre el origen de las celebraciones del 1 de noviembre, se piensa que Gregorio III eligió esta fecha porque coincidía con algunas festividades de los pueblos germanos. Durante esa época, la iglesia cristiana quería exterminar las celebraciones de los pueblos “paganos”.
En estos festejos se tiene la creencia que las almas bajan a este plano para convivir una vez más con sus familiares.