Un devastador deslizamiento de tierra en la provincia de Enga, Papúa Nueva Guinea, ha sepultado a más de 2 mil personas, según estimaciones del gobierno. El corrimiento, ocurrido la mañana del viernes, arrasó una aldea situada en la ladera del monte Mongalo, causando graves daños a edificios y afectando la economía local. El Centro Nacional de Catástrofes de Papúa Nueva Guinea ha solicitado ayuda internacional para las labores de rescate.
El deslizamiento ha bloqueado la principal carretera que conduce a la mina de oro de Porgera, complicando el acceso a la zona. Equipos de rescate y residentes están utilizando palas y trozos de madera para intentar encontrar a las víctimas bajo el alud, que tiene hasta ocho metros de profundidad. La situación sigue siendo inestable, con el deslizamiento avanzando lentamente y poniendo en riesgo a rescatistas y posibles sobrevivientes. La ONU organizará una reunión para coordinar la ayuda internacional, mientras que Australia, China, Estados Unidos, Francia, Japón y la OMS ya han ofrecido su apoyo.
Las intensas lluvias recientes, que se cree provocaron el deslizamiento, son comunes en Papúa Nueva Guinea, uno de los países más húmedos del mundo. Los cambios en los patrones de precipitación debido al cambio climático están aumentando el riesgo de deslizamientos de tierra. La distribución de ayuda humanitaria se ha visto afectada por enfrentamientos tribales en la región, y se espera la llegada de maquinaria pesada para intensificar las labores de rescate.