Monserrat Hernández/Grupo Marmor
El 2 de agosto de 1857 se inauguró el alumbrado público con gas en las principales calles de la Ciudad de México. Fueron inauguradas por el presidente Ignacio Comonfort; construidas con trementina e hidrógeno seco.
Antes de que existiera la electricidad el alumbrado de gas se identificó como un sistema bastante económico y extendido para permitir su adquisición y uso al público en general. Además, el alumbrado a gas fue el sistema de iluminación más empleado en las ciudades desde principios de los años 1800.
En un principio, las farolas de gas tenían que ser encendidas a mano y unas décadas después las farolas empleaban un mecanismo para encenderse por sí mismas. En la actualidad, se suelen emplear para actividades recreativas, como acampar.
El alumbrado público ya era parte de la Ciudad de México desde finales del siglo XVIII. En aquel entonces, por decreto del Conde de Revillagigedo, se iluminaron las principales calles de la ciudad.
Se reglamentó y uniformó su diseño en 1782 y ocho años después entraron en escena los famosos “serenos”, quienes encendían los faroles y también eran conocidos como ‘los que silban’, cada determinado tiempo, si todo estaba sereno o si hubiese algún acontecimiento importante.