Mafer Arévalo/ Grupo Marmor
El uso de psilocibina ha comenzado a ser popular esta sustancia está presente en ciertos grupos de setas comestibles para tratar la ansiedad a pesar de que en México, la Ley General de Salud la clasifica como una sustancia sin valor terapéutico. Sin embargo, cada vez más personas reportan mejoras en su estado emocional al utilizar esta sustancia, lo que ha despertado el interés de la comunidad científica en la medicina psicodélica. Esto contrasta con la visión actual de que la psilocibina no ofrece beneficios clínicos, y en otros países ya se está explorando su potencial terapéutico.
Iraís Morato, quien experimentaba ansiedad severa, decidió probar un tratamiento con psilocibina tras escuchar sobre sus posibles beneficios. Comenzó con microdosis bajo la guía de una terapeuta, tomando píldoras pequeñas durante un período de cuatro meses. En este tiempo, notó una notable disminución en sus síntomas de ansiedad y pensamientos intrusivos, así como una mejora en sus relaciones personales, lo que le llevó a sentir que no necesitaba continuar con el tratamiento.
Las microdosis de psilocibina se administran en cantidades tan pequeñas que no producen los efectos psicodélicos típicos asociados con los alucinógenos, según explica Eros Quintero, cofundador de la Sociedad Mexicana de Psilocibina. En México, los hongos que contienen esta sustancia están clasificados como drogas en la Lista I de la Ley General de Salud, salvo para usos rituales por comunidades indígenas. Esta restricción limita la investigación científica, aunque algunas iniciativas, como las del Instituto Nacional de Psiquiatría, están comenzando a explorar su potencial para el tratamiento de trastornos mentales.
En el Congreso de la Unión, la senadora Alejandra Lagunes ha propuesto una reforma para fomentar la investigación sobre el uso terapéutico de sustancias como la psilocibina. Aunque la legislatura actual está por concluir, Lagunes espera que la próxima continúe con esta iniciativa, dada la creciente regulación en otros países. La necesidad de una regulación adecuada y el control de la sustancia son aspectos que se destacan para evitar su uso problemático y facilitar estudios científicos que podrían ofrecer nuevas opciones terapéuticas.