La noche del viernes, la Mansión Solís de Morelia se convirtió en el epicentro del aprendizaje a través del error. ¿El motivo? Una nueva edición de FuckUp Nights, el evento que demuestra que los fracasos no son el final, sino apenas el comienzo de algo mucho más grande.
Cinco ponencias intensas, humanas y profundamente inspiradoras sacudieron al público. Empresarios exitosos, que hoy encabezan proyectos consolidados, compartieron sus peores momentos: caídas dolorosas, decisiones fallidas y tropiezos que estuvieron a punto de hacerlos rendirse. Pero no lo hicieron. Porque fracasar también es crecer, y ellos lo demostraron con honestidad y valentía.
La energía del evento no se quedó solo en el escenario. Dinámicas interactivas permitieron a los asistentes conocerse, conectar y ampliar su red de contactos de forma natural y divertida. Porque en FuckUp Nights no se trata solo de escuchar: se trata de vivir la experiencia.
El ambiente estuvo cargado de autenticidad, risas, empatía y una poderosa sensación de comunidad. Aquí no hay máscaras ni discursos vacíos: hay historias reales que inspiran a seguir adelante, aunque las cosas no salgan como se planean.
FuckUp Nights dejó claro que fallar no es sinónimo de debilidad, sino una señal de que se está intentando. Y quienes se atreven a intentarlo, una y otra vez, son los que terminan volando más alto.