Redacción | Grupo Marmor
Reacción / Grupo Marmor El Cónclave de 2025, iniciado el 7 de mayo en la Capilla Sixtina tras el fallecimiento del papa Francisco el 21 de abril, ha concluido con la elección del nuevo Sumo Pontífice.
La fumata blanca, señal inequívoca de la elección, emergió de la chimenea de la Capilla Sixtina, acompañada por el repique de campanas en la Plaza de San Pedro, desatando la alegría de miles de fieles congregados. El proceso, que reunió a 133 cardenales electores de 71 países, se llevó a cabo bajo estrictas normas de secreto y aislamiento, conforme a la constitución apostólica Universi Dominici Gregis.
Los cardenales, todos menores de 80 años, necesitaron alcanzar una mayoría de dos tercios (89 votos) para elegir al nuevo Papa. Tras varias fumatas negras que indicaban la falta de consenso en las primeras votaciones, la elección finalmente se concretó, marcando el inicio de un nuevo capítulo para la Iglesia Católica. El nuevo Pontífice, cuyo nombre papal y detalles biográficos serán anunciados oficialmente desde el balcón de la Basílica de San Pedro con el tradicional Habemus Papam, asume el trono de Pedro en un momento de desafíos globales para la Iglesia, incluyendo la necesidad de abordar temas como la inclusión, la transparencia y la evangelización en un mundo cambiante.
La elección refleja la diversidad y universalidad de la Iglesia, consolidada durante el pontificado de Francisco, quien nombró a 108 de los cardenales electores. La Plaza de San Pedro, abarrotada de fieles, turistas y medios de comunicación, espera con expectación la primera bendición Urbi et Orbi del nuevo Papa, un momento que simboliza la unión de la Iglesia y su misión de llevar el mensaje de Cristo al mundo.