#VIDEO || El gigante del Ártico que no es tan blanco como parece

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¿Blanco? Sí, pero no tanto. Aunque parezca un copito de nieve gigante, el oso polar tiene la piel negra (sí, negra) para absorber mejor el calor solar en uno de los lugares más fríos del planeta. Su pelaje, en realidad hueco y translúcido, solo parece blanco porque refleja la luz. Un verdadero truco óptico de la naturaleza.

Pero eso no es todo: su tamaño descomunal no es solo para lucirse en documentales. Gracias a su cuerpo masivo, puede almacenar gruesas capas de grasa que le sirven como aislamiento térmico y reserva de energía, porque en el Ártico la comida no está precisamente “a la vuelta de la esquina”.

A pesar de estar oficialmente en peligro de extinción (sí, esa categoría que suena a “esto va en serio”) , la población de osos polares ha mostrado señales de recuperación gracias a programas de conservación. Buenas noticias… ¿no?

Bueno, más o menos. Porque aún enfrentan amenazas enormes, principalmente por el cambio climático y la pérdida acelerada del hielo marino, su hogar natural. En resumen: sí, van mejor, pero aún caminan sobre hielo muy, muy delgado.