#VIDEO #Crónica| Soldado por un Día: el corazón de un niño que venció la batalla más difícil

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RED 113 MICHOACÁN/Redacción

Morelia, Mich.- 15 de julio de 2025.- Una ceremonia militar no siempre está hecha de rigidez, formación perfecta y órdenes marciales. A veces, entre los compases de la marcha y los ecos de los tambores, se cuela la historia de un niño que venció a la vida y se coloca, con uniforme y sonrisa, al frente del pelotón. Así ocurrió en Morelia, en el 12 Batallón de Infantería, donde Samuel Jerónimo Rincón Morales fue honrado como Soldado por un Día. No solo por vestir el uniforme sino por encarnar la esencia de la valentía.

Samuel tiene 13 años de edad y vino desde Carolina del Norte, Estados Unidos, acompañado de su hermano Joaquín. Desde que nació, libró una batalla silenciosa contra su cuerpo. Durante años, necesitó una tráquea para poder respirar.

Aprendió tarde a hablar, comía por medio de una sonda directa al estómago, y pasó gran parte de su infancia entre enfermeras, hospitales y cuidados permanentes. Hoy, esa historia forma parte de su piel en forma de cicatrices, pero también de su espíritu, marcado por la ternura, la resiliencia y un corazón de soldado.

El acto comenzó con la lectura de una orden extraordinaria, enmarcada en el artículo 8 del Reglamento del Servicio Interior del Ejército. Una orden que no sólo anunció su presencia sino que lo reconoció como lo que ya es en esencia: un niño heroico, aguerrido, valiente. Un niño que inspira a soldados de verdad.

“Se hace del conocimiento de todo el personal perteneciente al 12 Batallón de Infantería que, con esta fecha, nos distingue y honra con su visita el menor Samuel Jerónimo Rincón Morales, quien hace realidad su sueño de portar con orgullo el uniforme militar”, se escuchó en voz firme de los mandos. Y los presentes contuvieron la emoción.

Fue el Teniente Coronel de Infantería, Gabriel Armando Cervantes Valera, quien colocó en el pecho de Samuel la placa de identidad militar. Un gesto solemne que selló simbólicamente su registro en la historia del Ejército Mexicano como Soldado por un Día.

Samuel, aún nervioso por los reflectores, respondió con pocas palabras, pero claras como su mirada: “Es lo mejor que yo quiero hacer. Quiero defender a la gente”, dijo con el uniforme que siempre soñó vestir.

A su lado, Joaquín, su hermano mayor, compartió el trasfondo de esta historia que se tejió a través de años de lucha y amor familiar. Narró cómo su padre, amante de las tradiciones mexicanas, los educó viendo cada año el desfile del 16 de septiembre por televisión.

“Mi papá siempre quiso esto para él. Esta fue una sorpresa para mis papás. Estamos muy agradecidos por estar aquí”, mencionó.

En sus palabras, no había sólo gratitud, había historia, raíces, cicatrices que dolieron y enseñaron. Joaquín explicó que durante años, Samuel vivió conectado a una tráquea, sin poder hablar ni alimentarse de manera normal. Cada noche era vigilado por enfermeras, y cada día traía consigo el miedo, pero también la esperanza.

“Gracias a Dios ahorita ya está mejor, está aprendiendo más y explorando el mundo ahora que puede”, compartió con orgullo.

Samuel no pide mucho. Le gusta explorar. Le gusta observar. Se emociona con las pequeñas cosas. Camina con paso firme, como si supiera que cada día es una misión cumplida.

La ceremonia de Soldado por un Día no cambió sólo el corazón de un niño. Cambió también el de cada soldado presente, de cada oficial que lo recibió con honores. Porque ese uniforme, ese reconocimiento, no fue un simple acto simbólico: fue una medalla invisible a la resiliencia humana.