#VIRAL|| Juez de Kentucky asesinado por sheriff, acusado de corrupción sexual y abuso de la hija del propio agresor

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Whitesburg, Kentucky – agosto de 2025.

El asesinato del juez de distrito Kevin R. Mullins, ocurrido dentro de su propio despacho en septiembre de 2024, sigue destapando un entramado de corrupción, abuso sexual e impunidad que hoy mantiene a todo Kentucky bajo la lupa mediática e institucional.

De acuerdo con testimonios de exreclusas y exfuncionarias del condado, Mullins habría convertido sus oficinas en un espacio de encuentros sexuales donde intercambiaba favores judiciales o económicos por sexo. Una de las denunciantes, Tya Adams, relató que él y otros funcionarios presionaban a mujeres vulnerables a participar en fiestas privadas bajo amenaza de represalias legales o pérdida de la custodia de sus hijos. “Era casi un burdel disfrazado de tribunal”, declaró otra exempleada del sistema penitenciario local, asegurando que la práctica era conocida por parte del personal.

Las acusaciones no son nuevas. En 2022, la abogada Sabrina Adkins denunció que el entonces subjefe de la oficina del sheriff, Ben Fields, le solicitó favores sexuales en el despacho de Mullins a cambio de otorgarle arresto domiciliario. Aquella revelación encendió las alarmas sobre el uso indebido del poder en los juzgados del condado.

El 19 de septiembre de 2024, la tensión acumulada derivó en tragedia. El sheriff Shawn “Mickey” Stines, amigo cercano de Mullins, ingresó con calma al tribunal, confiscó el teléfono del juez y le disparó a quemarropa. La ejecución quedó registrada en cámaras de seguridad y conmocionó a la pequeña comunidad de Whitesburg, donde ambos eran figuras conocidas.

Stines fue arrestado de inmediato y enfrenta cargos por homicidio agravado. Aunque se declaró inocente, su equipo legal ya anunció que buscará una defensa basada en un alegado “quiebre mental” al momento del crimen. El juez del caso le negó la libertad bajo fianza, señalando la gravedad del asesinato y la evidencia contundente en su contra

El trasfondo del caso, sin embargo, va más allá de una disputa personal. Las versiones que señalan a Mullins como responsable de operar una red de explotación sexual desde su tribunal se han multiplicado tras su muerte, reforzadas por testimonios de víctimas que afirman haber sido forzadas a participar en “fiestas” donde se mezclaban funcionarios, drogas y chantajes.

Hoy, la comunidad de Whitesburg, un poblado de apenas unos miles de habitantes, sigue aturdida por la doble caída: la de un juez que pasó de autoridad respetada a acusado póstumo de corrupción y abuso, y la de un sheriff que terminó convertido en su verdugo. Para muchos residentes, este crimen no solo dejó un vacío institucional, sino que expuso un sistema judicial corroído por el abuso de poder.