La empresa de moda rápida SHEIN anunció la eliminación inmediata de las ventas de muñecas sexuales, luego de que el organismo francés DGCCRF (Dirección General de Competencia, Consumo y Represión del Fraude) detectara el ofrecimiento de productos con apariencia infantil y los señalara como potenciales contenidos de naturaleza pedófila.
El pasado fin de semana, la DGCCRF informó que durante una revisión en el sitio web de SHEIN había identificado muñecas sexuales con rasgos que, según el organismo, “no dejan lugar a dudas sobre la naturaleza pornográfica infantil del contenido”. Frente a esta situación, la entidad remitió el caso a la fiscalía francesa.
En respuesta, SHEIN declaró que retiró los productos objeto de denuncia “inmediatamente” tras enterarse de las deficiencias en su filtrado de contenidos y que había decidido prohibir globalmente la venta de muñecas sexuales a través de su plataforma. La empresa explicó que las piezas fueron ofertadas por vendedores externos (terceros) y que reforzará su política de “tolerancia cero” frente a cualquier vulneración de sus normas internas o del marco regulatorio aplicable.
El escándalo ocurre en un contexto crítico para la compañía en Francia: justo antes de la apertura de su primera tienda física en París, en el centro departamental BHV Marais, y en un momento de creciente atención de las autoridades europeas a las plataformas de comercio electrónico en materia de protección de menores y cumplimiento normativo.
El ministro francés de Economía, Roland Lescure, advirtió que, en caso de repetirse este tipo de incidentes, el gobierno puede pedir la prohibición del acceso de la plataforma al mercado francés, conforme a la ley que sanciona la difusión de pornografía infantil en redes de comunicación electrónica. Además, la firma se comprometió a colaborar con las autoridades judiciales e investigativas, incluyendo la posible entrega de información sobre compradores de los artículos implicados.
La retirada de las muñecas sexuales con apariencia infantil por parte de SHEIN marca una respuesta inmediata al señalamiento por parte de las autoridades francesas, pero también abre un debate más amplio sobre la vigilancia de marketplaces globales, la responsabilidad por el contenido que alojan los vendedores terceros y las consecuencias regulatorias que pueden derivarse en la Unión Europea.
