En el emblemático campus del NASA, el NASA Goddard Space Flight Center (Maryland), centro clave para misiones como los telescopios Hubble y James Webb, han surgido fuertes inquietudes entre los trabajadores: más de una decena de edificios han sido vaciados o asegurados con candados sin previo aviso, y algunos empleados fueron convocados con apenas días de antelación para empaquetar hardware altamente especializado antes de ser desplazado o descartado.
La dirección de la NASA argumenta que estos movimientos obedecen a un “plan de consolidación estratégica”, pero varias fuentes anónimas citadas informan que la urgencia real estaría en el marco de una maniobra del gobierno del Donald Trump para desmantelar silenciosamente el centro, mientras permanece vigente un cierre parcial del gobierno federal.

Los edificios afectados forman parte del campus que alberga más de 30 grandes instalaciones y decenas de laboratorios auxiliares. Uno de los más preocupantes es la cámara anecóica electromagnética GEMAC, única en su tipo para probar antenas de misiones espaciales, cuya clausura generó alarma: el equipo allí probado estaba destinado, entre otros proyectos, al lanzamiento del telescopio Nancy Grace Roman Space Telescope en 2027 y la misión Dragonfly (explorar Titán, luna de Saturno) en 2028.
La preocupación entre el personal de la NASA radica en que estos recortes y traslados abruptos podrían no solo afectar la capacidad operativa inmediata del centro, sino también comprometer el futuro de la exploración espacial de EE.UU., con pérdidas de infraestructura única y talento que no será fácilmente reemplazado.
Aunque la dirección de la NASA sostiene que los proyectos Roman y Dragonfly siguen activamente financiados y en horario, varios empleados consideran que la estrategia adoptada, sin comunicación clara y con fuerte presión de tiempo, contraviene buenas prácticas y podría poner en riesgo misiones por venir.
La situación abre un debate más amplio sobre cómo las decisiones de ajuste presupuestario, reorganización y gestión de recursos en agencias clave pueden afectar no solo a los empleados, sino al liderazgo de EE.UU. en ciencia, tecnología y exploración espacial.




























