En México, alrededor de siete de cada diez personas podrían estar infectadas con Helicobacter pylori, una bacteria capaz de causar gastritis crónica y, en algunos casos, cáncer gástrico. Aunque suele pasar desapercibida, especialistas advierten que se transmite fácilmente por contacto directo y por el consumo de agua o alimentos contaminados.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Gastroenterología, la prevalencia de infección por Helicobacter pylori en el país alcanza aproximadamente el 70 % de la población adulta, una cifra que coloca a México entre las regiones con mayor presencia de este microorganismo.
La bacteria se instala en el revestimiento del estómago y puede permanecer ahí durante años sin causar síntomas evidentes. Sin embargo, cuando la infección se vuelve crónica, puede generar inflamación y lesiones que con el tiempo derivan en úlceras o cáncer gástrico. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la clasifica como agente carcinógeno tipo I, es decir, con evidencia comprobada de que puede provocar cáncer en humanos.
El contagio ocurre principalmente por la vía oral-fecal y oral-oral. Es decir, puede transmitirse al ingerir alimentos o agua contaminados, o bien por el contacto directo con la saliva de una persona infectada. La bacteria también puede pasar de madres a hijos durante la infancia, lo que explica su alta prevalencia en los hogares mexicanos.
Según especialistas de la Facultad de Medicina de la UNAM, los factores que favorecen la propagación de la infección incluyen el hacinamiento, la falta de acceso a agua potable y la higiene insuficiente durante la preparación de los alimentos. Además, la reinfección es posible si las condiciones sanitarias no mejoran, incluso después de haber recibido tratamiento.
Aunque no todas las personas infectadas desarrollan cáncer, la Helicobacter pylori está presente en la mayoría de los casos de cáncer gástrico diagnosticados en el país. Este tipo de cáncer se encuentra entre las primeras causas de muerte por tumores malignos en adultos, con cerca de seis mil nuevos casos detectados anualmente.
El tratamiento consiste en un esquema de antibióticos combinado con medicamentos que reducen la acidez estomacal, lo que permite erradicar la bacteria. No obstante, los especialistas subrayan que la mejor herramienta es la prevención. Recomiendan lavar las manos antes de comer y después de ir al baño, consumir agua segura y evitar compartir utensilios o alimentos en situaciones de riesgo sanitario.
La Helicobacter pylori es una de las infecciones más comunes en México y en el mundo, pero también una de las más prevenibles. Mantener hábitos de higiene adecuados y acudir al médico ante síntomas como dolor estomacal persistente o acidez crónica puede marcar la diferencia entre una infección controlada y una enfermedad potencialmente mortal.



















