El gobierno de Estados Unidos implementará nuevas medidas migratorias que incluyen negar la residencia a personas extranjeras que padezcan obesidad. La iniciativa surge como parte de un conjunto de reformas impulsadas por la administración de Donald Trump, bajo el argumento de reducir los costos del sistema de salud y promover lo que denominan “cuerpos saludables” en el país.
El plan ha sido criticado por especialistas en derechos humanos y salud pública, quienes advierten que la medida es discriminatoria y vulnera principios básicos de igualdad. Organismos internacionales han señalado que la obesidad es una condición médica multifactorial, influida por factores genéticos, sociales y económicos, por lo que no debería ser motivo para restringir derechos migratorios.
La nueva disposición, según fuentes oficiales, aplicará tanto a quienes soliciten la residencia permanente como a quienes busquen renovarla. Diversas organizaciones ya preparan recursos legales para impugnar la reforma ante tribunales federales, argumentando que contradice los tratados internacionales firmados por Estados Unidos en materia de no discriminación.
Mientras tanto, grupos civiles y de salud pública han llamado a revisar la medida por su posible impacto en millones de migrantes que viven y trabajan en territorio estadounidense.




























