Molotov critica a la Cuarta Transformación e hijo de Amlo responde desde redes

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El hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador, José Ramón López Beltrán, protagonizó un intercambio de declaraciones con la banda mexicana Molotov, luego de que el grupo criticara en un concierto al movimiento político conocido como la Cuarta Transformación (4T). El episodio ha generado debate en redes sociales sobre los límites de la crítica política y el papel de las figuras públicas ligadas al poder.

Durante la celebración del 30 aniversario de Molotov, realizada en el Palacio de los Deportes de la Ciudad de México, uno de los integrantes del grupo, Paco Ayala, lanzó una crítica al actual proyecto político encabezado por Morena. “Éramos un país bien chingón. Ni estamos alineados con ninguna Cuarta Transformación”, expresó desde el escenario ante miles de asistentes. El comentario fue recibido con aplausos y vítores del público.

Horas después, José Ramón López Beltrán respondió a las declaraciones a través de la red social X (antes Twitter). En su publicación, señaló que los miembros de Molotov “son críticos desubicados y convenencieros” y aseguró que “el pueblo de México está mejor y muy feliz con la Cuarta Transformación”. También añadió que el grupo “dejó de ser relevante hace tiempo”.

La respuesta provocó nuevas reacciones. Paco Ayala replicó en la misma plataforma con mensajes en tono confrontativo dirigidos al hijo del exmandatario, lo que amplificó el intercambio entre simpatizantes y detractores de ambas partes. El tema se mantuvo entre las principales tendencias en redes sociales durante el fin de semana.

Hasta el momento, no ha habido pronunciamientos oficiales del partido Morena ni de exfuncionarios del gobierno de López Obrador respecto a la controversia. Sin embargo, el intercambio se suma a una serie de episodios recientes en los que figuras del ámbito artístico han expresado posturas críticas frente a la actual administración y sus representantes.

El enfrentamiento entre José Ramón López Beltrán y Molotov pone de manifiesto la persistente intersección entre cultura, política y redes sociales en México. En un contexto donde la expresión artística y el activismo digital convergen, el debate sobre los límites de la crítica y la tolerancia a la disidencia continúa siendo un reflejo del pulso democrático del país.