A pesar de los nuevos compromisos internacionales para reducir emisiones, el planeta sigue en camino hacia un aumento de temperatura promedio de hasta 2.6 grados Celsius para finales de siglo, de acuerdo con los últimos reportes climáticos publicados por organismos internacionales.
Los estudios, elaborados por agencias científicas y ambientales de Naciones Unidas, advierten que los esfuerzos actuales de mitigación no son suficientes para alcanzar la meta del Acuerdo de París, que busca limitar el calentamiento global a 1.5 °C. De mantenerse las políticas vigentes, la temperatura media del planeta podría superar los 2 °C antes de 2060, con consecuencias severas para la estabilidad climática y los ecosistemas.
Entre los factores que más preocupan a la comunidad científica están el incremento sostenido de las emisiones de dióxido de carbono y la reducción de la capacidad de absorción natural de los océanos y bosques. En 2025, la concentración de CO₂ en la atmósfera alcanzó niveles históricos, impulsada por el uso persistente de combustibles fósiles y el aumento en la demanda energética global.
Expertos en cambio climático alertan que los sumideros naturales (como la Amazonia y las regiones polares) están perdiendo eficacia debido a la deforestación y al deshielo, lo que agrava la acumulación de gases de efecto invernadero. Además, las olas de calor registradas en Europa, Asia y América Latina durante este año confirman la tendencia de los últimos tres años, considerados los más cálidos desde que se tienen registros.
En declaraciones recientes, representantes del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente subrayaron que la ventana de oportunidad para mantener el aumento por debajo de los 2 °C “se está cerrando con rapidez” y que las medidas deben acelerarse de inmediato.
Entre las acciones urgentes que proponen los especialistas se incluyen la eliminación gradual de subsidios a los combustibles fósiles, el fortalecimiento de las energías renovables y el incremento de los fondos internacionales destinados a países en desarrollo, que son los más vulnerables a los efectos del calentamiento global.
Con los actuales niveles de emisiones, el objetivo de mantener el calentamiento dentro de límites seguros se aleja cada año. Los expertos coinciden en que los compromisos deben transformarse en acciones concretas y medibles para evitar que el siglo XXI se convierta en una era de crisis climática irreversible.


















