La edición 39 de la FIL Guadalajara reafirma su papel como mucho más que un gran escaparate literario: se consolida como trampolín para que editoriales independientes de Jalisco y otras regiones fortalezcan su presencia, amplíen sus catálogos y establezcan redes de colaboración con sellos de todo el mundo.
Un ejemplo concreto es Mantis Editores —sello jalisciense especializado en poesía— que lleva casi tres décadas difundiendo voces que difícilmente encontrarían espacio en los grandes grupos. La FIL le ha permitido internacionalizar a sus autores, generar coediciones con editoriales de varios países y abrir puertas que en años anteriores habrían sido impensables.
El impacto no es solo creativo, sino también estructural: datos de CANIEM señalan que, a pesar de desafíos como la baja en compras institucionales, el sector editorial en México mantiene un crecimiento sostenido, impulsado por un aumento en la facturación, mayor profesionalización —especialmente en metadatos digitales— y un renovado interés por títulos de poesía, literatura local e independientes.
Para muchas casas editoriales, la FIL representa una oportunidad tangible: exhibir su trabajo ante miles de visitantes, concretar acuerdos de derechos, llegar a nuevos lectores y —lo más importante— sostener que la literatura no sea solo cosa de unas cuantas grandes editoriales, sino un espacio diverso, plural e incluyente.
