La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, ha puesto en marcha una iniciativa diplomática para lograr que el papa León XIV visite el país en 2026 como parte de su estrategia para combatir la violencia y fortalecer la cohesión social.
Sheinbaum considera que la presencia del Pontífice tendría un impacto simbólico significativo en México, donde la gran mayoría de la población profesa la fe católica, y ayudaría a promover valores como la solidaridad, la comunidad y la familia, pilares de su plan de paz.
Aunque aún no hay una confirmación oficial desde el Vaticano, el Gobierno mexicano, con el apoyo de la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, ha intensificado las gestiones para concretar la visita. El objetivo es aprovechar el efecto positivo que generó la última visita papal en Ciudad Juárez hace casi una década, cuando, durante esos días, se registró un ambiente notable de calma.
La posible llegada del papa en 2026 también coincidiría con el Mundial de Fútbol que tendrá lugar en México y otros países, lo que convertiría al país en sede de dos eventos de gran relevancia internacional.
Sheinbaum apuesta a que, más allá de la fe religiosa, una visita así pueda fortalecer el tejido social y respaldar sus esfuerzos por reducir la violencia generalizada y la influencia de grupos criminales, integrando factores espirituales y comunitarios a la estrategia de seguridad del país.