Cada 6 de enero, la Rosca de Reyes vuelve a ocupar un lugar especial en mesas y panaderías de todo México, manteniendo viva una tradición que se remonta siglos atrás. Este pan, en forma ovalada o circular y decorado con frutas cristalizadas, simboliza el amor y la unión familiar, mientras que el tradicional muñequito escondido representa al Niño Jesús y el compromiso de compartir tamales el 2 de febrero, Día de la Candelaria.
La costumbre llegó a México desde España durante la época colonial, donde se celebraba la Epifanía, y con el tiempo se adaptó a la cultura local. Más allá del sabor, la Rosca es un símbolo de convivencia y esperanza, que permite a familias y amigos reunirse para celebrar el inicio de un nuevo año con alegría.
Panaderías locales reportan un incremento en la demanda días antes del 6 de enero, y muchas personas aprovechan para compartir este momento con amigos, compañeros de trabajo o vecinos, convirtiendo la tradición en un acto de unión comunitaria.
Así, año tras año, la Rosca de Reyes no solo endulza la mesa, sino que refuerza la identidad y las raíces culturales, recordando a todos que cada rebanada es una oportunidad de celebrar, compartir y mantener vivas las tradiciones.