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Kate Arizmendi | Grupo Marmor

Morelia, Michoacán.- Este 05 de septiembre en todo el mundo se celebra el día internacional de la mujer indígena, fecha instituida en el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América en 1983.

La fecha se eligió en honor a la lucha de Bartolina Sisa, guerrera aymara, quien se opuso a la dominación colonial y fue asesinada en la Paz, Bolivia, en 1782. El objetivo de esta celebración es rendir tributo a todas las mujeres pertenecientes a los pueblos indígenas del mundo, y lograr visibilizar sus gestas heroicas.

Desde 1983, indígenas de todo el mundo conmemoran Día Internacional de la Mujer Indígena y reconocen a las mujeres que murieron en la lucha contra la discriminación y los abusos contra ellas y su etnia.

Cabe señalar que este día, también tiene el objetivo de visibilizar los obstáculos a los que se enfrentan estas mujeres día con día, por ejemplo, el poco acceso a la salud, educación, así como la violencia doméstica.

La población global de mujeres indígenas asciende a 186 millones, en México la población indígena asciende a 12 millones, siendo el 10.1% de la población total, entre ellos 6 millones 146 mil 479 son mujeres (51.1%), más del 75% se concentra en 8 estados de la República: Oaxaca, Chiapas, Veracruz, México, Puebla, Yucatán, Guerrero e Hidalgo.

De acuerdo con el Centro Alternativo para el Desarrollo Integral Indígena, ocho de cada 10 mujeres indígenas han vivido alguna situación de violencia. Además, 43 por ciento de las mujeres indígenas que están en prisión en México, lo está por temas relacionados con el crimen organizado, según revelan datos de la asociación Reinserta, y ello porque son manipuladas, presionadas, engañadas.

Hoy en día las mujeres indígenas enfrentan un reto de desigualdad por cuestiones de género, puesto que muchas realizan actividades no remuneradas o con pobre remuneración. Este trabajo no reconocido contribuye de manera indirecta a los empleadores de sus esposos, pues mientras ellas mantienen el hogar, los maridos son explotados como jornaleros agrícolas o trabajadores de la construcción.

Lo anterior refuerza el argumento de que es urgente generar fuentes de empleo en las mismas regiones indígenas, que permita a hombres y mujeres tener condiciones para una distribución más equitativa de las labores domésticas y un mayor acceso de las mujeres al trabajo remunerado.