Kate Arizmendi | Grupo Marmor
Más de 60 años tallando madera han hecho de Don Salvador Vargas todo un artesano, sus manos lo mismo hacen figuras pequeñas, como de grandes dimensiones.
Nacido en Nahuatzen, el señor Salvador tuvo que mudarse de niño a Pátzcuaro con si familia, dejaron sus tierras y buscó un nuevo oficio, en la madera encontró una forma de sustento y entretenimiento.
“En aquellos años había caciques muy malos, se querían robar a mi hermana y tuvimos que salir de ahí, mi papá fue encarcelado y tuve que encargarme de mi familia, nadie me enseñó a hacer esto, pero de una forma u otra aprendí”, señaló.
Dijo que él no se considera privilegiado por su talento o habilidad, simplemente tuvo que encontrar una forma de salir adelante y afortunadamente funcionó.
Orgulloso de sus hijos que siguieron sus pasos, habla de la forma tan especial en que sus hijos detallan las piezas de madera que venden a personas de otros estados y principalmente a los de otros países.
“Quienes principalmente compran son los gringos, ellos quedan maravillados con la madera y nos hacen encargos, a mí varias veces me quisieron llevar a vivir a Estados Unidos para dedicarme a esto allá, pero no quise, a veces me arrepiento”, explica.
El artesano aseguró que si bien no tiene mucho trabajo, con lo que le encargan le alcanza para vivir, ya que dijo además hace lo que le gusta.
