Javier Velázquez/Grupo Marmor
Morelia, Michoacán.- El calendario católico marca que el día primero de noviembre se conmemora a Todos los Santos, entre ellos, a todos esos pequeños que no alcanzaron a realizar su vida plena, debido a que la muerte los sorprendió.
De acuerdo a las creencias en gran parte del país, por tradición popular, el día 1 se dedica a los “muertos chiquitos” (niños fallecidos), mientras que el 2, a los “muertos grandes” (adultos).
Sin embargo, existen variantes en todo el país, de acuerdo a algunas zonas del norte del país, se dice que el 28 de octubre es el día de los accidentados, o sea de aquellos que perdieron la vida en un tráfico accidente.
Por su parte, el día 30 de octubre llegan las almas de los limbos, es decir, de los niños que murieron sin ser bautizados, mientras que el 1 de noviembre, llegarán a los panteones las almas de aquellos niños que fueron bautizados y que murieron antes de alcanzar la plenitud.
De acuerdo con varios especialistas, esta distinción de muertos por su edad tiene antecedentes en la época prehispánica, pues Fray Diego Durán describió que en los rituales del pueblo nahua existieron dos fiestas dedicadas a rendir culto a los muertos, Miccailhuitontli o Fiesta de los Muertecitos y la Fiesta Grande de los Muertos.
Sin embargo, muchas personas en México, comienzan a poner su altar a partir del 28 de octubre y en él, colocan las fotos de todos aquellos seres queridos que se adelantaron en el camino y los cuales, llegarán hoy por la madrugada, para poder generar un vínculo cercano con los vivos.
Cientos de personas se reúnen también en los panteones, para poder llevarle algunas flores y sus platillos preferidos a aquellos que ya descansan, por lo que aquellos seres, tendrán varias puertas para poder visitar el mundo de los vivos, al menos por una noche.