“Me ha tratado de matar 3 veces y sigue libre”

Morelia, Michoacán.- Un mujer víctima de violencia por razón de género en la Ciudad de México narró la historia que ha vivido con su ex pareja y victimario.

La historia ha sido contada para Crónica y dice lo siguiente:

“Mi más grande molestia es que a pesar de que mi agresor me ha tratado de matar en tres ocasiones y la fiscalía sigue sin detenerlo, tengo miedo que cumpla su palabra y me mate”.

Alondra ha sido víctima en tres ocasiones de su expareja sentimental, la primera vez ocurrió el 11 de noviembre de este 2021 y la última el pasado 26 de noviembre; en la primera ocasión, Uriel la aventó a una avenida con tránsito, los autos debieron detenerse para no atropellarla. Desde esa ocasión denunció al agresor.

En el segundo ataque, 23 de noviembre, trató de apuñalarla y en el tercero le disparó sin éxito. Alondra logró salvar su vida de una manera milagrosa y acudió a Crónica porque teme que su agresor logre su objetivo ya que la fiscalía ha sido incapaz de llevar al agresor tras las rejas.

“Las medidas de protección que me dieron y el Código Águila no sirvieron de nada, apenas la patrulla se ha dado unas vueltas, después de que este hombre trató de asesinarme”, relató Alondra.

Además de la falta de interés en agilizar el proceso para que Uriel sea detenido, el MP clasificó el delito como Violencia Familiar, cuando Alondra pidió una explicación sobre por qué no asentaban el intento de feminicidio, el MP le señaló que había sido un error del fiscal que la atendió y que si quería cambiarlo “se tenía que armar nuevamente la carpeta de investigación”.

Alondra y su expareja tuvieron un noviazgo de cuatro meses y una vida bajo el mismo techo de dos. En la convivencia cotidiana siempre hubo violencia, “conviviendo con él fui descubriendo que era una persona muy agresiva, me reclamaba por todo”. Pero esto se agravó radicalmente cuando quedó embarazada; ella quería tener a su bebé y Uriel le exigió abortar y le prohibió contar la noticia a sus padres. La amenazó con matarla si les decía algo.

“Me gritaba me insultaba y me trataba muy mal cuando yo le tocaba el tema; entonces decidí contarles a mis amigos, él se enteró y comenzó a decirles a todos que yo estaba loca, que era una mentirosa y tóxica”, contó Alondra.

Tomó la decisión de regresar a casa de sus padres. Alondra finalmente decidió abortar y avisó a su expareja pensando que con eso la dejaría en paz, pero no reaccionó de la manera que ella esperaba. En lugar de alejarse de ella, llegó el 11 de noviembre y el primer ataque. Alondra había acordado devolverle cosas a Uriel, ella las entregaría a través de un amigo en común.

“Yo quedé de llevar sus cosas a uno de sus amigos, a un Burger King de Iztacalco ya que él trabaja ahí, pero me lo encontré en la calle”, relató la mujer, “me comenzó a jalar del brazo, yo le pedí que me soltara y él quería que fuera con él; cuando llegamos a la avenida me aventó, los carros se detuvieron y la gente me comenzó a ayudar y a preguntar qué me había pasado, les dije que me había aventado mi expareja y llamaron a la policía. Llegaron 3 patrullas y 6 policías”.

Uriel se resguardó en el Burger King y los oficiales se negaron a entrar por ser “propiedad privada”, Alondra presentó un esguince del cuello al hombro y decidió poner la primera denuncia en contra de Uriel.

Acudió al Ministerio Publico de Cuauhtémoc a levantar su denuncia y ahí mismo le otorgaron el famoso Código Águila, una clave y teléfono para que policías acudan a donde esté en caso de una nueva agresión. Ella se sintió más segura.

Uriel recibió la notificación de la denuncia y se mostró aún más furioso, comenzó a hacer llamadas de números desconocidos a Alondra, amenazándola y pidiendo hablar con sus padres “o te doy piso”.

Días después, el 23 de noviembre, el agresor se atrevió a presentarse en casa de los padres de Alondra para enfrentarla cara a cara.

“Cuando lo vi, yo iba de salida a que me entregaran el trámite de las medidas de protección, se me acercó y me agarró del brazo pidiendo hablar con mis papás, le comenté que mi papá no estaba y que mi mamá estaba dormida y le dije que tocara el timbre. Bajé la mirada y me di cuenta que traía una navaja en el pantalón. ‘¿Qué? ¿te doy miedo?’, me dijo y yo le contesté que sí; se sacó la navaja y me la trató de clavar en el estómago, lo esquivé y como pude me eché a correr”, recordó Alondra.

La mujer acudió al Centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar (CAVI) donde recogería el documento de las medidas de protección y comentó que nuevamente había sido víctima de tentativa de feminicidio, la respuesta que recibió fue: “eso no lo podemos agregar porque es reciente y tiene que ser en el MP”.

Alondra acudió con su abogado de oficio y él le recomendó no mencionar el nuevo atentado, “el día de la audiencia donde también se presentó Uriel, la juez me preguntó si quería agregar algo, pero por recomendación del abogado dije que no, a pesar de eso, las llamadas continuaron y me dijo que le valían madre las medidas de protección y que iba a valer verga”.

Llegó el 26 de noviembre y un tercer ataque, esta vez con arma de fuego. Los días se acumularon y la detención de Uriel no ocurría. Un día después de la audiencia ya con medidas de restricción urgentes y el Código Águila, Alondra salió de casa y vio a lo lejos a una persona sentada vestida de negro con un pasamontañas, “pensé que era un vecino pero cuando caminé se levantó y lo reconocí por su complexión, me dio mucho miedo porque me comenzó a seguir, lamentablemente no había nada de gente, cuando estábamos como a cinco metros de distancia sacó algo, me hice bolita y lo único que escuché fue el plomazo, no me dijo nada; al escuchar la detonación corrí, me metí entre calles, no supe si me siguió o no”.

Tras el tercer intento de feminicidio Alondra acudió a la fiscalía, pero no quisieron dar continuidad a su carpeta anterior y abrieron una nueva carpeta, aunque ya había antecedentes de que Uriel violó las instrucciones del juez, Alondra temió más que nunca por su vida.

“Mi feminicida está suelto, no puedo salir segura”, resumió la víctima, “seguro me está esperando afuera de mi casa, lo que me dice la fiscalía es que los procedimientos son muy largos y que ellos me pueden apoyar en lo que pueden, pero que sólo lo van a detener 36 horas por violar la orden de restricción de un juez, todo es muy lento después de una semana del atentado. Este miércoles 1 de diciembre la llamaron a firmar las hojas para que lo detengan por la violación a la orden de restricción, en tanto “me sigue marcando de diferentes números, ya no tomo las llamadas… si sólo lo encierran 36 horas va a salir más enojado… es un chiste lo que hacen no hacen nada contra él”.