“En el momento de la explosión, los niños estaban desayunando”, mencionó Natalia Slessareva, de 54 años quien es empleada de la guardería Stanitsa Luganska, la cual fue bombardeada ayer jueves en Ucrania.
En el momento de la explosión, había veinte niños en el comedor, que iban a bajar al pabellón deportivo justo después. “Si la explosión se hubiera producido 15 minutos más tarde, las consecuencias podrían haber sido catastróficas”, señaló Slessareva.
Normalmente, son 57 niños los que asisten a esta escuela, sin embargo la mayoría de ellos se quedó en casa por restricciones anti-Covid.
En la sala de deportes de la guardería, una pared está perforada por un proyectil. Los ladrillos que cayeron están ahora entre los juguetes de los niños.