El Papa Francisco celebró en la Plaza de San Pedro la misa del Domingo de Ramos iniciando con la bendición de las ramas de olivo.
El Papa en su homilía destacó la capacidad ilimitada del perdón de Dios al hombre, a pesar de ser crucificado y estar sintiendo un intenso dolor físico por ser crucificado, Jesús pide a Dios el perdón de la humanidad.
“Cuando le causamos dolor con nuestras acciones, Él sufre y tiene un solo deseo: poder perdonarnos. Para darnos cuenta de esto, contemplemos al Crucificado. El perdón brota de sus llagas, de esas heridas dolorosas que le provocan nuestros clavos. Contemplemos a Jesús en la cruz y pensemos que nunca hemos recibido palabras más bondadosas: Padre, perdónalos”.
El Santo Padre afirmó que a través de la guerra, se está crucificando a Cristo una vez más.
“Lo vemos en la locura de la guerra, donde se vuelve a crucificar a Cristo. Sí, Cristo es clavado en la cruz una vez más en las madres que lloran la muerte injusta de los maridos y de los hijos. Es crucificado en los refugiados que huyen de las bombas con los niños en brazos. Es crucificado en los ancianos que son abandonados a la muerte, en los jóvenes privados de futuro, en los soldados enviados a matar a sus hermanos. Cristo es crucificado hoy allí”.
El Papa Francisco al término de la celebración, rezó el Ángelus donde pidió una tregua por la paz en Ucrania.