La guerra contra las drogas está en Spotify, Apple, Amazon o Youtube, donde las organizaciones criminales encontraron un aparador para ofrecer droga auditiva: nuevos géneros y exponentes con listas de reproducción cargadas de pólvora, ‘mota’ y ‘polvo del que aliviana’; con visitas que se cuentan por millones y ganancias que llegan a México en forma de dólares.
Las nuevas audiencias dejaron de escuchar los narcocorridos de ‘El Chalino’, ‘Los Tigres’ o ‘Los Tucanes’, a quienes volvieron los clásicos de la ‘narcocultura’, dejando la plaza a los corridos tumbados, el rap, trap y hasta el reguetón bélico que normaliza la violencia, el uso de drogas, y sirve como difusor de los mensajes de los patrones de la droga.
Y mientras la violencia se desata en las distintas regiones del país, los grupos criminales son arropados por productoras y disqueras virtuales con sede en Estados Unidos, Alemania, España o Suiza, que musicalizan las batallas contra malandros y sanguinarios.
Así canta el grupo Calibre 50, acompañados de rapero Santa Fe Klan y el promotor de música regional Beto Sierra, quienes, ataviados con uniformes militares, chalecos antibalas, radios de largo alcance y armas largas, evocan a los ejércitos del crimen en una canción que han escuchado por lo menos 100 millones de personas tan solo en Youtube: apenas un ejemplo de las miles de canciones que forman parte las Playlist del narco.