La historia de Gina, ocurrió en 1991. El Vaticano permitió que se emitiera en Estados Unidos un episodio de la cadena ABC 20/20, por el que se decía que una joven colombiana había sido atormentada por varios demonios que se apoderaron de su cuerpo por cierto tiempo. Gina estaba atada a una silla, las tres cruces alrededor de su cuello temblaban mientras ella o los demonios adentro intentaban salir del lugar.
Algunas de las palabras que gritó estaban en idiomas que nadie más entendía excepto ella. Escuchó con una voz muy gruesa: “No quiero irme”.
Con una cruz que aparentemente quería perforar la frente de Gina, el “Padre A”, como quiso se llamado, rezaba en palabras en latín que él y algunos otros miembros de la Iglesia conocían y necesitaban para liberar el cuerpo sometido de una persona de un demonio mientras la joven se queja porque sentía que este le quemaba.
Minga el demonio identificado por Gina como una niña, habla como una niña y Zen el demonio de la selva africana, repetía “Santali bukatalafayat”, como reportó EL TIEMPO en su momento.
“No dañes a esta persona ni a nadie más que se encuentre en este lugar”, le advertía el padre a las entidades demoníacas que atormentaban a la menor. Ella entre risas y gestos de rabia se intentaba librar de las muchas manos que la mantenían sentada.
¡En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo! El sacerdote que sostenía la cruz en la frente de Gina repitió cálidamente tres veces, su rostro comenzó a cambiar de una ira violenta a una sonrisa tranquila. Al parecer, su alma estaba sanada y los demonios habían dejado su cuerpo.
Antes de que la madre de Gina decidiera realizar un exorcismo para su hija, contrató a varios médicos. Gina comenzó a presentar episodios en los que su personalidad cambiaba repentinamente. Escupiña y vomitaba, en ese momento su madre le aseguró que había escuchado a la joven hablar en lenguas extrañas.
Por eso, Gina se convirtió en paciente psiquiátrica del Miami Children’s Hospital, donde el entonces director del programa, Warren Schlange, le diagnosticó un trastorno psicótico que explicaría la causa de los voces o visiones de “los muertos y demonios” que afirmaba poseer.
Sin embargo, la intervención psiquiátrica no la ayudó. En sus momentos de lucidez, ella también creyó que son entidades demoníacas. “Él no es humano, es el diablo”, dijo la madre de Gina, , a la prensa en un momento dado. Es debido a sus creencias, recurre a la iglesia, sin el consentimiento del médico que trata a su hija, quien le advierte que Gina puede ser víctima de posesión.
Como explica en el mismo documental el reverendo James Lebar, gran conocedor del exorcismo, hay cuatro signos principales que definen a una persona que ha sido poseída: “mucha fuerza, levitación, clarividencia, hablar en idiomas que nunca estudiaron”.
Pero no todos los miembros de la iglesia estaban de acuerdo en que el exorcismo debería trasladarse a los Estados Unidos. El padre Lebar explicó que esto se hizo con el objetivo de hacer entender a las personas que hay presencias malignas en el mundo necesitan acercarse a Dios.
Pero no todos los miembros de la iglesia están de acuerdo en que el exorcismo debería trasladarse a los Estados Unidos. El padre Lebar explicó que esto se hizo con el objetivo de hacer entender a las personas que hay una presencia demoníaca en el mundo, por lo que necesitan acercarse a Dios.
Sin embargo, otros miembros de la Iglesia creen que el ritual debe hacerse en privado, y hacerlo viral de esta manera también lo hace banal.
