Una representación que costo una disculpa mundial en los juegos olímpicos

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Mafer Arévalo/ Grupo Marmor

Los organizadores de los Juegos Olímpicos de París 2024 pidieron disculpas este domingo a quienes se sintieron ofendidos por una escena durante la ceremonia de inauguración que evocó “La Última Cena” de Leonardo da Vinci. Este segmento, que presentaba a la DJ y productora Barbara Butch flanqueada por artistas drag y bailarines, generó críticas de conservadores religiosos en todo el mundo. La conferencia de obispos de la Iglesia católica francesa y la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zakharova, expresaron su desaprobación por lo que consideraron una burla al cristianismo.

El descontento no se limitó a Francia; la Comunión Anglicana en Egipto también expresó su pesar y preocupación de que la ceremonia pudiera afectar la identidad deportiva y el mensaje humanitario del Comité Olímpico Internacional (COI). Thomas Jolly, el director artístico de la ceremonia, explicó que su intención era celebrar la diversidad y rendir homenaje a la fiesta y la gastronomía francesa, no ofender ni dividir. Anne Descamps, portavoz de París 2024, subrayó que nunca hubo intención de faltar al respeto a ningún grupo religioso y lamentó mucho si alguien se sintió ofendido.

A pesar de las disculpas, el incidente ha generado un amplio debate sobre los límites del respeto y la inclusión en eventos internacionales. Algunas figuras públicas, como Ryan García, han pedido incluso boicotear los Juegos debido a la controversia. Esta situación recuerda el incidente de 2015 con el tabloide Charlie Hebdo, subrayando las delicadas implicaciones de representar temas religiosos. Pierre de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos modernos, promovía el entendimiento mutuo como un valor fundamental para la paz mundial, un principio que, según algunos críticos, se vio comprometido en la ceremonia inaugural de París 2024.