Eduardo Ávila/Grupo Marmor
Tras la inesperada muerte del Santo Padre, el Papa Francisco, sucedida esta mañana en punto de las 7:35 horas, el Vaticano hizo pública la última voluntad de la máxima figura de la iglesia católica.
De acuerdo al documento, el Papa Francisco solicitó que sus restos descansen en la Basílica Papal de Santa María la Mayor, lugar al que comúnmente recurría a orar luego de cada viaje apostólico.
Asimismo detalló que su sepulcro deberá estar en en la tierra; sencillo, sin decoración particular y con la única inscripción: Franciscus.
A continuación el testamento:
Miserando atque Eligendo
En el Nombre de la Santísima Trinidad. Amén.
Sintiendo que se acerca el ocaso de mi vida terrena, y con viva esperanza en la Vida Eterna, deseo expresar mi voluntad testamentaria sólo en cuanto al lugar de mi sepultura.
Siempre he confiado mi vida y mi ministerio sacerdotal y episcopal a la Madre de Nuestro Señor, María Santísima. Por tanto, pido que mis restos mortales descansen esperando el día de la resurrección en la Basílica Papal de Santa María la Mayor.
Deseo que mi último viaje terrenal termine en este antiquísimo santuario mariano, al que acudía en oración al inicio y al final de cada Viaje Apostólico para confiar confiadamente mis intenciones a la Madre Inmaculada y agradecerle sus dóciles y maternales cuidados.
Pido que se prepare mi sepulcro en el nicho de la nave lateral entre la Capilla Paulina (Capilla de la Salus Populi Romani) y la Capilla Sforza de la citada Basílica Papal, como se indica en el anexo adjunto.
El sepulcro debe estar en la tierra; sencillo, sin decoración particular y con la única inscripción: Franciscus.
Los gastos para la preparación de mi sepultura serán cubiertos por la suma bienhechora que he dispuesto, para ser transferida a la Basílica Papal de Santa María la Mayor y para lo cual he dado instrucciones apropiadas a Monseñor Rolandas Makrickas, Comisario Extraordinario del Capítulo de Liberia.
Que el Señor dé la recompensa merecida a quienes me han amado y seguirán rezando por mí. El sufrimiento que se hizo presente en la última parte de mi vida lo ofrecí al Señor por la paz mundial y la fraternidad entre los pueblos.
Santa Marta, 29 de junio de 2022
