Redacción | Grupo Marmor
Justo cuando parecía que el COVID-19 comenzaba a desvanecerse del panorama global, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha emitido una nueva alerta. Una variante de ómicron, apodada “Nimbus” (NB.1.8.1), está generando preocupación entre las autoridades sanitarias debido a su rápida propagación y un síntoma particularmente inusual y molesto.
Aunque no se ha demostrado que sea más grave que sus predecesoras, “Nimbus” está impulsando un repunte sostenido de contagios a nivel mundial. Lo que más ha llamado la atención de los médicos es un dolor de garganta extremadamente agudo, descrito por algunos pacientes como “tragar hojas de afeitar” o “sensación de ardor y laceración”. Este síntoma, que puede aparecer como uno de los primeros indicios de la infección, fue reportado inicialmente en pacientes de India, Reino Unido y China, y ahora se observa incluso en casos leves.
La OMS ha clasificado a NB.1.8.1 como “bajo monitoreo” después de que su presencia global se disparara del 2.5% al 10.7% de las muestras secuenciadas entre abril y mayo de 2025. Actualmente, esta subvariante domina los casos en China y Hong Kong, con brotes significativos en el sudeste asiático, el Pacífico occidental y el Mediterráneo oriental. En Estados Unidos, ha sido detectada en viajeros y ya tiene presencia comunitaria en estados como California, Virginia, Washington y Nueva York, donde en solo un mes pasó de representar el 5% al 33% de los nuevos contagios.
Los estudios preliminares sugieren que “Nimbus” tiene una mayor afinidad por las células humanas, lo que explicaría su alta capacidad de transmisión. Sin embargo, y a pesar de la preocupación, la OMS reitera que no hay evidencia de que cause cuadros más severos o que aumente significativamente las tasas de hospitalización. Las vacunas actuales, al ser esta una descendiente de ómicron, siguen ofreciendo una defensa aceptable, aunque se evalúa una posible reformulación para mejorar la cobertura en otoño.