Durante la cumbre del G20 en Johannesburgo, se ha reabierto el debate sobre una propuesta de paz para la guerra entre Rusia y Ucrania impulsada por Estados Unidos, lo que ha generado tensión entre los líderes europeos.
El plan de EE.UU., que ha sido motivo de discusión entre los socios de Kiev, incluye elementos sumamente delicados: posibles cesiones territoriales por parte de Ucrania, una reducción de su ejército y garantías para evitar su ingreso a la OTAN. Estos puntos han sido cuestionados vigorosamente, pues podrían conceder demasiado poder a Rusia sin garantizar la integridad territorial del país invadido.
El ministro español José Manuel Albares fue de los más firmes en expresar sus reservas: señaló que el fin del conflicto “no puede suponer un premio para Rusia” y que cualquier acuerdo debe respetar la “soberanía y la seguridad” ucraniana.
Ante estas posturas, las miradas están puestas en una posible reunión diplomática clave: representantes de EE.UU., Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Ucrania podrían reunirse en Ginebra para revisar el plan con un enfoque más profundo y buscar un consenso que no socave los principios fundamentales de la integridad territorial.
Al margen de estos debates, Europa mantiene su voluntad de explorar una salida negociada, siempre y cuando se garantice la integridad de Ucrania y no se adopten condiciones desventajosas que puedan consolidar un dominio ruso disfrazado de paz.





























