El gobierno de Estados Unidos confirmó el fin de la producción del “penny”, la tradicional moneda de un centavo, tras más de 230 años en circulación. La decisión responde al alto costo de fabricación y al descenso en el uso del dinero en efectivo, en un contexto de creciente digitalización de los pagos.
El pasado 12 de noviembre de 2025, el United States Mint (Casa de la Moneda de EE. UU.) acuñó oficialmente la última moneda de un centavo para uso circulante. El acto simbólico tuvo lugar en la planta de Filadelfia y fue encabezado por el tesorero del país, Brandon Beach, quien calificó el momento como “un hito histórico en la evolución del sistema monetario estadounidense”.
El “penny”, introducido en 1793 bajo la presidencia de George Washington, había sido durante más de dos siglos la denominación más pequeña del dólar estadounidense. Sin embargo, en los últimos años su producción se volvió económicamente inviable. Según datos del Departamento del Tesoro, fabricar cada moneda cuesta alrededor de 3.7 centavos de dólar, casi cuatro veces su valor nominal.
El alto costo de los materiales (principalmente cobre y zinc), sumado al mantenimiento de los procesos industriales, llevó a que el gobierno federal decidiera suspender su emisión. Las autoridades estiman que la medida permitirá ahorrar cerca de 56 millones de dólares anuales.
A pesar de que ya no se producirán nuevos “pennies”, las monedas existentes continuarán siendo de curso legal y podrán seguir utilizándose en transacciones comerciales. La Casa de la Moneda también anunció que mantendrá una edición limitada para coleccionistas, con fines numismáticos y conmemorativos.
El cambio refleja una tendencia más amplia en la economía estadounidense: el desplazamiento gradual del efectivo frente a los métodos electrónicos de pago. Estudios del Sistema de la Reserva Federal señalan que el uso de monedas de baja denominación ha disminuido de forma sostenida en la última década, impulsado por el auge de las transacciones digitales y las aplicaciones móviles.
Economistas y analistas consideran que la eliminación del centavo tendrá un impacto mínimo en la inflación o en los precios, aunque algunos comercios podrían comenzar a redondear las cifras en efectivo al múltiplo de cinco centavos más cercano. Experiencias previas en países como Canadá y Australia, que retiraron sus monedas de un centavo hace varios años, indican que los efectos sobre el consumidor suelen ser limitados.
Con la despedida del “penny”, Estados Unidos cierra un capítulo simbólico de su historia económica. La icónica moneda, que durante generaciones acompañó el día a día de los estadounidenses, deja su lugar a una era de pagos más eficientes y adaptada a los nuevos tiempos tecnológicos.




























